Chorrillos de Noche

Chorrillos de Noche
Chorrillos para Todos

sábado, 20 de diciembre de 2008

Morro Solar



Antes llamado Morro de Surco, el Morro Solar de Chorrillos cuya denominación fue cambiada por el encomendero español Antonio Solar (ver historia), además de formar parte del paisaje de Chorrillos, aloja a la Virgen del Morro, que según la tradición es quien cuida a los pescadores. También es ahí donde se encuentra la cruz que puede apreciarse desde cualquier punto de la Costa Verde, cuano cae la noche y sus luces se encienden. En el Morro uno se puede sentir muy cerca del cielo, porque además tiene un Planetario Solar, desde el que se pueden contar las estrellas a través de un telescopio ubicado en su interior.
INTRODUCCION: La historia común
El señorío de Sulco era el curacazgo más extenso de los tres que conformaban el valle del Rímac y abarcaba lo que hoy es Surco, Surquillo, Miraflores, Barranco, Chorrillos y Conchán. De las varias huacas que poseía sobresalían: las tres pirámides de Armatampu, a la salida del actual Chorrillos; las dos pirámides de Surco, que estaban detrás de la iglesia parroquial; y la menor de todas: la huaquilla, ubicada entre Barranco y las Palmas.
El curacazgo de Sulco, a su vez, se subdividía en cuatro ayllus o parcialidades: Itcar, que tenía entre cuatro y cinco aldeas; Calha, grupo que aparentemente era de tejedores; Taulli, cuya llacta o aldea principal se denominaba Centaulli; y Cumchán, que llegaba hasta Pachacámac. En este último ayllu había muchas lagunas con lisas, y espesos totorales, con los que se fabricaban los pintorescos caballitos de totora en que se hacían a la mar los pescadores. La típica embarcación con la que se viajaba desde Pachacámac a Piti Piti (antiguo nombre del Callao).
La población del señorío sulcano era numerosa y superior a las de Maranga y Carabayllo, los otros dos curacazgos del valle del Rímac. Su capital era Armatampu o Armatambo, que significa Tambo de los Nadadores y cuyas ruinas todavía se pueden apreciar. Estaba asentado en la falda oriental de un enorme promontorio (Morro Solar) que se adentraba en el mar.
La antigüedad de Armatampu, es muy discutida; unos la remontan al Horizonte Medio, otros al Intermedio Viejo. Lo cierto es que en la época de los Grandes Constructores de Ciudades, el Tambo de los Nadadores era una población interesante.
En ella vivía Taulichumbi, el régulo local, el mismo que desde el gran promontorio -el Cerro Grande o Cerro Bermejo, hoy Morro Solar- dominaba la enorme región que gobernaba. Desde lo alto no sólo divisaba el mar azul cruzado por los dorados caballitos de totora, sino también los verdes acantilados ricos en manantiales o “chorrillos”, los cultivos de maíz y de algodón, las chacras sembradas de tubérculos y los frescos y sombreados pacayares. Detrás del promontorio gigante continuaba el señorío con la playa de la Chira, los pantanos de Cumchán y los arenales de Lurín.
En toda la región se adoraba a Sulcovilca, el ídolo mayor de los indígenas, la deidad máxima de los pescadores, de los tejedores y de los labradores lugareños. El poderoso dios local tendría varios adoratorios, pero su auténtica personificación era una piedra larga que estaba junto al mar”.
El ídolo era esa “inmensa roca plana como una mesa” que Juan de Arona admiraba en pleno siglo XIX, salpicada por la espuma de las olas. Estaba “puesta allí sin duda por algún derrumbamiento”, pues no parecía profanada por la mano del hombre. La “piedra larga” o “roca plana”, coincidía con el lugar que habían usado los pescadores surcanos para bajar al océano para invocarle buena pesca antes de zarpar en sus caballitos de totora.
Sulcovilca miraba el horizonte marino, velaba por los pescadores y tenía su morada en la playa de Barranco.
LA ENCOMIENDA DE ARMATAMPU
El 2 de febrero de 1533, los primeros hombres blancos se presentaron en el país de Sulcovilca, liderados por Hernando Pizarro quienes se dirigían a Pachacámac en busca de oro.
Los jinetes llegaron a Armatampu por el Capac Ñan o Camino del Inca. El Valle del Rímac -el Valle de las Pirámides- les permitió apreciar una infinidad de paredones y adoratorios. Salieron por un callejón que medía cuatro o cinco leguas que después se llamó Callejón de Surco.
Casi dos años después, en dirección contraria, otros tres jinetes llegaron a Armatampu. Eran Juan Tello, Ruy Díaz y Alonso Martín de Don Benito que, bajados de Jauja con Francisco Pizarro, llegaban desde Pachacámac en procura de un sitio para fundar una ciudad. Alcanzaron este propósito en tierras de Guachimano, el Curaca de Maranga, por lo cual su colega el Curaca de Surco debió sentirse aliviado.
Efectivamente, Lima se fundó el 18 de enero de1535 y ese mismo día, el fundador Francisco Pizarro dio a sus compañeros, predios en la nueva urbe para que edificaran su casa de morada. A uno de ellos, llamado Antonio Solar, entonces lo hizo “encomendero de Surco y Barranca”.
Este nuevo señor de Armatampu era un soldado antiguo con servicios en Tierrafirme o Castilla del Sol y aunque no participó en la captura de Atahualpa acompañó a Francisco Pizarro en su marcha victoriosa desde Cajamarca hasta el Cusco. Una vez en Jauja descendió con su jefe a Pachacámac, desde entonces se le encomendaban los indios de Armatampu, sede del curaca de Sulco, con algo más de cien purics o jefes de familia aptos para la tributación.
El encomendero de Surco y Barranca, Antonio Solar, visitó como encomendero a sus indios y, satisfecho con su encomienda, regresó a Lima para agradecer a su encomendador. La presencia del veterano soldado en el país de Sulcovilca dejó su huella geográfica, porque desde entonces el crecido promontorio que se adentraba en el océano tomó nombre hispánico, desde entonces el cerro de Surco se llamó Morro Solar.
Posteriormente Antonio Solar participó en la guerra contra Manco Inca, sobresaliendo en la defensa de Lima en 1536; luego militó por los pizarristas. Finalmente sirvió con Vaca de Castro en la rota de Chupas en 1542, consolidando así la propiedad de su ceremonia de Huaura y la Barranca, el 10 de abril de 1544, la misma que peligró con la llegada del primer Virrey Blasco Nuñez Vela, quien pretendía aplicar las Ordenanzas y quitar los repartimientos de indios a los soldados pizarristas.
Una vez el virrey en Lima en mayo de 1544, estando de descanso en el tambo de la Barranca, halló clavado un papel que advertía: “el que me echare de esta tierra, yo lo echaré de este mundo”. El Virrey se puso frenético por entender que el autor del insulto era Antonio Solar, el encomendero de la región, pero como no pudo comprobarlo tampoco lo pudo castigar.
Durante la rebelión de Gonzalo Pizarro el alzado le quitó Huaura y Barranca para darlas a Antonio de Robles, su secuaz. Luego de Jaquijahuana, donde probablemente no participó por quedar guardando Lima, Gasca le dejó cien indios en Surco y quinientos en la Barranca.
La merced de Surco se la otorgó el 19 de agosto de 1549, haciédole también entrega del Curaca principal del valle nombrado Tantachumbi. El 1 de enero de ese mismo año Antonio Solar fue recibido en el Ayuntamiento de Lima por el Regidor, confirmándolo la Corona el 9 de octubre. La confirmación real la presentó recién el 1 de diciembre de 1550, desempeñando su cargo hasta agosto de 1555, pues el 7 de ese mes hizo pública su intención de retirarse.
Testó en Lima ante Bartolomé Gascón, siendo sus cabezaleros Jerónimo de Silva y Gómez de Caravantes. Murió el 4 de noviembre de 1557, luego de recibir los sacramentos, y fue sepultado en el templo de San Francisco. Por su testamento sabemos que era natural de Medina del Campo, en Valladolid, e hijo legítimo de Jerónimo del Solar, genovés de la familia de los Lomellini, dueños del Banco de San Giorgio, y de Agueda Gutiérrez, vecinos de Medina del Campo.
Con al muerte de Antonio Solar finó también el nombre yunga de Sulco, pues surgió definitivo el de Surco, más fácil de pronunciar a los conquistadores castellanos, tan adictos a las erres fricativas.

1 comentario:

  1. Excelente!!!, es dificil encontrar referencias historicas sobre el Morro solar
    Tal vez me puedas ayudar con informacion sobre el llamado "Cerro MarcaVilca" =)

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