Sabemos por experiencia, que estamos aquí de paso, que indefectiblemente llegará el día en que nuestros abuelos, padres y cada uno de nostros nos iremos de este mundo, pero en ese orden; cuesta asimilar que alguno de nuestros hijos se tenga que ir primero porque es algo que no se piensa, no nos preparamos ni nos prepararemos para que los más chicos se vayan primero. Nos tocó vivirlo, a todos porque sé que la partida de Ricardo nos golpea a cada uno de nosotros en las más delicadas fibras de un dolor eternamente compartido con Richard y Sandra, a quienes acompañaremos en silencio en señal de respeto.
Tal vez lo más difícil de aceptar es la transitoriedad de la vida, el hecho que después de irnos, todo sigue igual, nada se detiene y sabemos que los que nos quedamos, tenemos que seguir hasta el día que nos llamen.
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