Chorrillos de Noche

Chorrillos de Noche
Chorrillos para Todos

lunes, 22 de diciembre de 2008











Esta cruz fue construida en 1988 con motivo de la segunda visita del Papa Juan Pablo II al Perú, por lo que lleva ese nombre, y la comuna de Chorrillos tenía a su cargo la operación y mantenimiento del monumento y de sus instalaciones eléctricas.Fue edificada con líneas de transmisión eléctrica derribadas por elementos terroristas hace más de dos décadas.Por las noches este símbolo cristiano lucía una imponente iluminación gracias a sus focos de 200 vatios de potencia, pero la nueva cruz –que costará unos 300 mil soles– contará con reflectores de 400 vatios para ser vista por las noches a más de 20 kilómetros de distancia.


En el 2007, por razones de seguridad la Municipalidad de Chorrillos derribó la histórica Cruz del Papa, edificada con restos de torres de alta tensión en el Morro Solar de ese distrito, donde en unos dos meses se levantará una nueva cruz de similares características.El alcalde de esa comuna, Augusto Miyashiro, precisó que la edificación, de unas 20 toneladas de fierro, estaba a punto de caerse debido a sus 19 años de antigüedad y a la corrosión que presentaba en sus estructuras. Además la mayoría de sus 40 reflectores no funcionaba.Obreros de la comuna de ese distrito instalaron cables alrededor del monumento para jalarlo y derribarlo a través de un sistema de poleas, lo que provocó la estrepitosa caída lateral de esta cruz que medía alrededor de 45 metros de altura.

Virgen del Morro

Es como estar cerca del cielo, y más aún, de María Madre de Dios. Allá, en lo alto del Morro de Chorrillos, la fe sigue moviendo el corazón de hombres y mujeres. Como hace cien años, hoy el mar humano llega hasta la Virgen Inmaculada, demostrándole su cariño y esperanza. Ella los recibe llena de amor.
Son las 6.30 p.m. de la tarde, y en la Plaza Matriz de Chorrillos, un grupo significativo de jóvenes, niños, mujeres y adultos, se prepara para empezar la peregrinación de la fe. Su objetivo: llegar a lo alto del Morro Solar. En el centenario de la colocación de la imagen, quieren agradecerle a María por su amor y pedirle que los siga acompañando.
Con la emoción reflejada en sus rostros, empiezan la subida. Buscan a María, la Inmaculada, protectora desde hace 100 años del distrito de Chorrillos, pero Madre también de los pobladores de distritos aledaños.
La luz de los faroles, el rezo del Rosario y los cantos marianos los acompañan en este caminar. La nueva vía, ya pavimentada, es de gran ayuda; pero aún así, llegar a los pies de María, cuesta.
Las intenciones por la salud del Santo Padre, por la Iglesia y por las familias del Perú, fortalecen cada decena de Ave María... La oración se llena con el soplo del viento, que como respuesta de Nuestra Señora, se funde con el rezo.
“Venimos a ver a Nuestra Señora, que por tradición es la Madre de los Pescadores. Aquí en el Morro, uno se puede sentir muy cerca del cielo. No sólo está María, también está el Planetario Solar, que nos permite contar las estrellas... Es un lugar propicio para orar”, señala el padre Jean Franco Yacori.
Un siglo de amor
La peregrinación de la fe se ha repetido a lo largo de la semana. Ha sido el mejor homenaje que pudieron ofrecer los fieles a María Inmaculada, cuando su imagen cumple cien años brindando protección a Chorrillos.
Fue en 1904 cuando un grupo de fieles, presididos por el Padre Elías Meras, soñó con que una imagen de la Santísima Virgen, de entre 4 y 6 metros de altura, los acompañara desde lo alto del Morro Solar. Se cumplía el quincuagésimo aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción, y querían tener a la Madre de Dios, más cerca de sus corazones.
El Arzobispo de Lima, monseñor Manuel Tovar, con gran entusiasmo aplaudió la iniciativa y colaboró personalmente con el proyecto. Mientras se reunían los fondos, a través de donaciones voluntarias, se solicitó a Francia la preparación de la imagen de la Inmaculada en bronce fundido, la cual debería ser una verdadera obra de arte.
El día elegido para la inauguración de la Virgen en su pedestal, fue el 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes. Fueron invitadas todas las autoridades civiles y religiosas.
Como se ha producido a lo largo de esta semana, la gente se reunió en la Plaza Mayor de Chorrillos y entre cánticos y rezos, comenzó su peregrinación al Morro Solar. La ceremonia llenó de emoción a los fieles que vieron convertir su sueño en realidad.
Cien años después la Virgen, desde su pedestal, sigue estando cerca de ellos. Su protección no sólo alcanza a Chorrillos, sino también a otros distritos, a los aviadores del Perú y los pescadores.
Para todos es un faro que los alumbra no sólo en sus faenas sino en sus vidas. Su homenaje continuará esta semana. El viernes y el sábado, después de la peregrinación, también habrá retreta. El domingo será la celebración central, a la 1:00 p.m.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Chorrillos-Entrada a la Vida


A no dudarlo, Chorrillos paraje donde el sol tensa lo mejor de sí, decía el poeta Parra del Riego- constituye uno de los distritos más representativos y estratégicos de Lima.
Su presencia en la historia peruana es rotunda, además de tener viejísima estirpe. Allí están los siglos de presencia de la Dacha de la Chira.
Pero también Chorrillos es un distrito de gran potencial para el desarrollo del ecorutismo, de conjunción de la naturaleza, de Patrimonio Cultural y de recreación. Por ejemplo, el Complejo Arqueológico de Armatambo, que lamentablemente ahora pasa por el peor momento de conservación, ejerce una singular influencia en la sensibilidad del visitante. Difícil retirarse de su entorno, decía la ecologista Bárbara D´ Achille, sin llevar, en el alma, sus huellas.
De no menos interés y atracción son: la Dacha de la Virgen del Morro, la dacha de Marcavilca, la Dacha de los Laureles. Como tampoco deja de serlo, desde otra óptica, la casa de Riva Agüero y la Casa Prado. La primera, como que nos atrapa en el tiempo a través de su arquitectura interior, como si siquiera retraernos a las caletas. La segunda, como testimonio del tránsito a la modernidad. En un nivel de captación más inmediato, Chorrillos tiene singulares atractivos. Aquí esta la única posibilidad nuestra de pasear por el cielo: el Observatorio. Ir hacia él, estar allí, se convierte en una vital experiencia para el espíritu, y por cierto, en oportunidad para contarle, al oído, nuestras cuitas a Dios...
El túnel de la Herradura –por lo demás, el único en todo Lima- ejerce en los niños una sana emoción , aquella que no necesita de efectos especiales. ¡Quién, alguna vez, no ha invitado a los suyos a pasear por el túnel de la Herradura!. Aunque ahora son pocos los murciélagos que velan el sueño del túnel, su embrujo y misterio siguen intactos. En cuanto a sus playas, estas tienen la ventaja de contar con el sol en posición de medio día: en plomada.

Morro Solar



Antes llamado Morro de Surco, el Morro Solar de Chorrillos cuya denominación fue cambiada por el encomendero español Antonio Solar (ver historia), además de formar parte del paisaje de Chorrillos, aloja a la Virgen del Morro, que según la tradición es quien cuida a los pescadores. También es ahí donde se encuentra la cruz que puede apreciarse desde cualquier punto de la Costa Verde, cuano cae la noche y sus luces se encienden. En el Morro uno se puede sentir muy cerca del cielo, porque además tiene un Planetario Solar, desde el que se pueden contar las estrellas a través de un telescopio ubicado en su interior.
INTRODUCCION: La historia común
El señorío de Sulco era el curacazgo más extenso de los tres que conformaban el valle del Rímac y abarcaba lo que hoy es Surco, Surquillo, Miraflores, Barranco, Chorrillos y Conchán. De las varias huacas que poseía sobresalían: las tres pirámides de Armatampu, a la salida del actual Chorrillos; las dos pirámides de Surco, que estaban detrás de la iglesia parroquial; y la menor de todas: la huaquilla, ubicada entre Barranco y las Palmas.
El curacazgo de Sulco, a su vez, se subdividía en cuatro ayllus o parcialidades: Itcar, que tenía entre cuatro y cinco aldeas; Calha, grupo que aparentemente era de tejedores; Taulli, cuya llacta o aldea principal se denominaba Centaulli; y Cumchán, que llegaba hasta Pachacámac. En este último ayllu había muchas lagunas con lisas, y espesos totorales, con los que se fabricaban los pintorescos caballitos de totora en que se hacían a la mar los pescadores. La típica embarcación con la que se viajaba desde Pachacámac a Piti Piti (antiguo nombre del Callao).
La población del señorío sulcano era numerosa y superior a las de Maranga y Carabayllo, los otros dos curacazgos del valle del Rímac. Su capital era Armatampu o Armatambo, que significa Tambo de los Nadadores y cuyas ruinas todavía se pueden apreciar. Estaba asentado en la falda oriental de un enorme promontorio (Morro Solar) que se adentraba en el mar.
La antigüedad de Armatampu, es muy discutida; unos la remontan al Horizonte Medio, otros al Intermedio Viejo. Lo cierto es que en la época de los Grandes Constructores de Ciudades, el Tambo de los Nadadores era una población interesante.
En ella vivía Taulichumbi, el régulo local, el mismo que desde el gran promontorio -el Cerro Grande o Cerro Bermejo, hoy Morro Solar- dominaba la enorme región que gobernaba. Desde lo alto no sólo divisaba el mar azul cruzado por los dorados caballitos de totora, sino también los verdes acantilados ricos en manantiales o “chorrillos”, los cultivos de maíz y de algodón, las chacras sembradas de tubérculos y los frescos y sombreados pacayares. Detrás del promontorio gigante continuaba el señorío con la playa de la Chira, los pantanos de Cumchán y los arenales de Lurín.
En toda la región se adoraba a Sulcovilca, el ídolo mayor de los indígenas, la deidad máxima de los pescadores, de los tejedores y de los labradores lugareños. El poderoso dios local tendría varios adoratorios, pero su auténtica personificación era una piedra larga que estaba junto al mar”.
El ídolo era esa “inmensa roca plana como una mesa” que Juan de Arona admiraba en pleno siglo XIX, salpicada por la espuma de las olas. Estaba “puesta allí sin duda por algún derrumbamiento”, pues no parecía profanada por la mano del hombre. La “piedra larga” o “roca plana”, coincidía con el lugar que habían usado los pescadores surcanos para bajar al océano para invocarle buena pesca antes de zarpar en sus caballitos de totora.
Sulcovilca miraba el horizonte marino, velaba por los pescadores y tenía su morada en la playa de Barranco.
LA ENCOMIENDA DE ARMATAMPU
El 2 de febrero de 1533, los primeros hombres blancos se presentaron en el país de Sulcovilca, liderados por Hernando Pizarro quienes se dirigían a Pachacámac en busca de oro.
Los jinetes llegaron a Armatampu por el Capac Ñan o Camino del Inca. El Valle del Rímac -el Valle de las Pirámides- les permitió apreciar una infinidad de paredones y adoratorios. Salieron por un callejón que medía cuatro o cinco leguas que después se llamó Callejón de Surco.
Casi dos años después, en dirección contraria, otros tres jinetes llegaron a Armatampu. Eran Juan Tello, Ruy Díaz y Alonso Martín de Don Benito que, bajados de Jauja con Francisco Pizarro, llegaban desde Pachacámac en procura de un sitio para fundar una ciudad. Alcanzaron este propósito en tierras de Guachimano, el Curaca de Maranga, por lo cual su colega el Curaca de Surco debió sentirse aliviado.
Efectivamente, Lima se fundó el 18 de enero de1535 y ese mismo día, el fundador Francisco Pizarro dio a sus compañeros, predios en la nueva urbe para que edificaran su casa de morada. A uno de ellos, llamado Antonio Solar, entonces lo hizo “encomendero de Surco y Barranca”.
Este nuevo señor de Armatampu era un soldado antiguo con servicios en Tierrafirme o Castilla del Sol y aunque no participó en la captura de Atahualpa acompañó a Francisco Pizarro en su marcha victoriosa desde Cajamarca hasta el Cusco. Una vez en Jauja descendió con su jefe a Pachacámac, desde entonces se le encomendaban los indios de Armatampu, sede del curaca de Sulco, con algo más de cien purics o jefes de familia aptos para la tributación.
El encomendero de Surco y Barranca, Antonio Solar, visitó como encomendero a sus indios y, satisfecho con su encomienda, regresó a Lima para agradecer a su encomendador. La presencia del veterano soldado en el país de Sulcovilca dejó su huella geográfica, porque desde entonces el crecido promontorio que se adentraba en el océano tomó nombre hispánico, desde entonces el cerro de Surco se llamó Morro Solar.
Posteriormente Antonio Solar participó en la guerra contra Manco Inca, sobresaliendo en la defensa de Lima en 1536; luego militó por los pizarristas. Finalmente sirvió con Vaca de Castro en la rota de Chupas en 1542, consolidando así la propiedad de su ceremonia de Huaura y la Barranca, el 10 de abril de 1544, la misma que peligró con la llegada del primer Virrey Blasco Nuñez Vela, quien pretendía aplicar las Ordenanzas y quitar los repartimientos de indios a los soldados pizarristas.
Una vez el virrey en Lima en mayo de 1544, estando de descanso en el tambo de la Barranca, halló clavado un papel que advertía: “el que me echare de esta tierra, yo lo echaré de este mundo”. El Virrey se puso frenético por entender que el autor del insulto era Antonio Solar, el encomendero de la región, pero como no pudo comprobarlo tampoco lo pudo castigar.
Durante la rebelión de Gonzalo Pizarro el alzado le quitó Huaura y Barranca para darlas a Antonio de Robles, su secuaz. Luego de Jaquijahuana, donde probablemente no participó por quedar guardando Lima, Gasca le dejó cien indios en Surco y quinientos en la Barranca.
La merced de Surco se la otorgó el 19 de agosto de 1549, haciédole también entrega del Curaca principal del valle nombrado Tantachumbi. El 1 de enero de ese mismo año Antonio Solar fue recibido en el Ayuntamiento de Lima por el Regidor, confirmándolo la Corona el 9 de octubre. La confirmación real la presentó recién el 1 de diciembre de 1550, desempeñando su cargo hasta agosto de 1555, pues el 7 de ese mes hizo pública su intención de retirarse.
Testó en Lima ante Bartolomé Gascón, siendo sus cabezaleros Jerónimo de Silva y Gómez de Caravantes. Murió el 4 de noviembre de 1557, luego de recibir los sacramentos, y fue sepultado en el templo de San Francisco. Por su testamento sabemos que era natural de Medina del Campo, en Valladolid, e hijo legítimo de Jerónimo del Solar, genovés de la familia de los Lomellini, dueños del Banco de San Giorgio, y de Agueda Gutiérrez, vecinos de Medina del Campo.
Con al muerte de Antonio Solar finó también el nombre yunga de Sulco, pues surgió definitivo el de Surco, más fácil de pronunciar a los conquistadores castellanos, tan adictos a las erres fricativas.




Distrito de San Pedro de Chorrillos


El distrito peruano de Chorrillos es uno de los 43 distritos de la provincia de Lima, capital del Perú. Limitaba al norte con el distrito de Barranco y el distrito de Santiago de Surco, al este con el distrito de San Juan de Miraflores y Villa el Salvador y al sur y oeste con el Océano Pacífico. El actual alcalde es Augusto Miyashiro.
Historia [editar]
Ya en el año 1679 el virrey Conde de Lemos visitó Chorrillos en busca de baños y de mejor clima. Unos años después, en 1688 sobre los terrenos que el alférez español Francisco Carranza donó a sus primeros pobladores, unos cuantos indígenas que se dedicaban a la pesca en Surco, se fundó la villa.
Más tarde, a partir de las nuevas donaciones de don Francisco Pérez Cormenante, Chorrillos empieza a cobrar vida.
La resistencia que los españoles opusieron a la causa de la independencia en la asediada Fortaleza del Real Felipe, en el Callao, obligó a los patriotas peruanos a utilizarla como puerto.
Obtenida la independencia el lugar inició un auge inusitado y se convirtió en un recreo insuperable en América.
Durante la gestión gubernamental de Don Agustín Gamarra la población de Chorrillos se duplicó y las construcciones experimentaron una notable mejora. A las rústicas chozas de caña y totora que campeaban le sucedió el adobe.
Un ejemplo de la importancia que obtuvo la villa está en el hecho de que el presidente Gamarra, su gabinete y otros notables de la época emprendieran una excursión hacia Chorrillos en el primer buque a vapor que llegó al Callao.

Malecón de Chorrillos.

Bahía de Lima vista desde el Malecón de Chorrillos.
En la gestión presidencial de Don Ramón Castilla se trazaron los planos del antiguo malecón y se iniciaron las obras.
El malecón era entablado y con barandal de madera. Permitía apreciar una panorámica de la costa y ostentaba dos glorietas. Diseminadas en toda su extensión había un gran número de bancas y macetas de grandes dimensiones.
El tráfico entre la capital y la promisoria villa se hacía con toda clase de acémilas y carretas. Los coches y las calesas eran empleados por la clase pudiente. Y a pesar de la excelencia de estos medios y la seguridad con la que se viajaba no se podía evitar los inconvenientes de una carretera desigual y los riesgos evidentes.
Estas peripecias desaparecieron cuando el 7 de noviembre de 1858 se inaugura el tramo del tren que la unió con la capital. El ferrocarril innovó completamente la vida de la villa y se asumió la condición de balneario de la aristocracia limeña.
Se le dotó de alamedas y parques. En las principales calles se sembraron ficus, molles y sauces. De esta manera, Chorrillos se convirtió en un verdadero jardín. No había rancho que no contase con plantas finísimas que destilaban el orgullo de sus propietarios.
San Pedro de los Chorrillos fue la denominación oficial del distrito a fines del siglo XIX. Esto en alusión a los chorrillos de agua que se desprenden de los barrancos hacia el lado de la playa Agua Dulce.
Su demarcación quedaba encerrada entonces entre la falda del Morro Solar y la quebrada que después se llamó Tenderini, y entre los potreros de la hacienda Villa y la Av. de la Rivera, denominada con el correr de los años Calle de Lima. Esta última denominación aún se mantiene en la actualidad.
Chorrillos fue devastado durante la Guerra del Pacífico (1879-1883). La villa nunca recobró su antiguo esplendor. La estocada final se la dio el terremoto de 1940.
Sin embargo, aún subsisten algunos monumentos históricos, unas gráciles playas que forman parte de la Costa Verde, y una serie de establecimientos que ofrecen a sus visitantes los mejores frutos del mar
Hoy en día, Chorrillos es un distrito heterogéneo, dividido entre un "centro" al norte del distrito, habitado mayormente por una clase media, donde se encuentran los restos de su pasado como balneario, al este, una zona de nuevas urbanizaciones y de asentamientos precarios, y al sur, la zona de Villa, que alberga Los Pantanos de Villa, la única Reserva Ecológica de la ciudad, y varias urbanizaciones de clase media como Los Cedros y Las Brisas y la zona residencial de La Encantada de Villa.

Huellas históricas [editar]
Este lugar fue el escenario de algunos episodios habidos durante la guerra con Chile entre 1879 y 1883, por ejemplo la Batalla de San Juan y destrucción de Chorrillos.

Chorrillos Ciudad Patriótica


Cuando rememoramos los primigenios orígenes de Chorrillos vemos que fue una apacible villa de pescadores y agricultores indígenas, que en el pasado integró una de las divisiones de la Cultura Lima (100–600 d.C.), donde se afincó la capital del curacazgo. Se le bautizó con este nombre, muy probablemente, en alusión a los continuos chorrillos de agua dulce que desde los canales de regadíos se filtraban sobre los acantilados hacia la playa de Agua Dulce, volviéndolos de color verdosos debido a los musgos y helechos que generosamente crecían en la zona, aunque, en el acta de fundación figuraba con el nombre de “San Pedro de los Chorrillos” (1688), en honor al Patrono de los Pescadores (San Pedro).
Este distrito representa para el Regatas “Lima” una mezcla de nobles sentimientos y de nostálgicos recuerdos, que se inician con la fundación de nuestro Club en 1875, y que a lo largo de sus 130 años de vida institucional se han ido fortificando, como resultado de innumerables vivencias comunes, las que por cierto incluyen alegrías y tristezas, como las estrechas relaciones con la comunidad chorrillana. Un claro ejemplo son los 29 de junio, “día de Chorrillos”, fecha en la cual el Coro Polifónico del Club le rinde un hermoso homenaje al apóstol San Pedro, patrón de los pescadores, en el muelle principal de nuestra sede. Asimismo, junto a los pescadores acompañamos su procesión por tierra y mar, no sin antes homenajear al mártir José Silverio Olaya Balandra, humilde pescador chorrillano, fusilado por los españoles el 29 de junio de 1823 por defender la causa patriótica. Lo hacemos con una simbólica ofrenda floral colocada al pie de su monumento, antes del inicio del desfile cívico– militar en el malecón del distrito.

Para referirnos a los hitos que marcaron su desarrollo, y sin tener que irnos tan remotamente, situémonos a partir de 1824, cuando Simón Bolívar dispuso cerrar Ancón, y convertir Chorrillos en Puerto Mayor, en momentos que los españoles aún ofrecían resistencia a nuestra Independencia en la asediada fortaleza del Real Felipe, impidiendo el ingreso de navíos al puerto del Callao. Esta importante habilitación como puerto alterno traería a Chorrillos invalorables beneficios junto con los ingresos del guano, y su consiguiente crecimiento y prosperidad. No olvidemos que en 1840 el presidente Agustín Gamarra y su gabinete efectuaron un paseo por Chorrillos a bordo del primer barco a vapor que llegó al Callao, demostrando el interés del gobierno por el desarrollo del distrito.
Fue así como a partir de la década del 50 Chorrillos ingresa a una etapa de significativo progreso, se multiplican las construcciones de las villas y mansiones, al igual que las casas de juego y hoteles al estilo europeo. Se inicia también la construcción de su fastuoso malecón, lleno de farolas a gas, pérgolas y bancas de fierro forjado traído de Bruselas, lo que se complementó en 1858 cuando el presidente Castilla inauguró la línea férrea que la uniría con la capital, reemplazando el ferrocarril a las acémilas y coches, que se trasladaban lentamente por los sinuosos caminos; esto le dio a Chorrillos un nuevo perfil, por el incremento considerable del flujo de visitantes que venían a disfrutar de las bondades de sus apacibles baños e instalaciones.
Cabe mencionar que Castilla, entre otros, fomentó con gran acierto la navegación marítima, conocida en ese entonces como “cerrojo”: Chorrillos – Callao – Chorrillos, la misma que también se extendía hacia los diferentes puertos de nuestro litoral, incluyendo el extranjero. Este desarrollo permitió convertir Chorrillos en el balneario preferido por la aristocracia limeña, puesto que había de todo para relajarse. Como decía Mariano Felipe Paz Soldán en su diccionario Geográfico– Estadístico del Perú de 1877 “ Chorrillos en otro tiempo fue el verdadero Baden–Baden* del Perú…”, aunque, también por esos años, fue materia de ciertas preocupaciones por la presencia de gente de mal vivir y alegres mujerzuelas que buscaban a los caballeros solventes.
En 1861 se inicia la construcción del muelle de Chorrillos, cuya obra fue dirigida por una comisión presidida por el intendente del balneario, y compuesta por vecinos notables de la localidad, como Don José Vicente Oyague y Soyer, quien más tarde sería nuestro primer presidente y fundador del Club.
Declarada la Guerra del Pacífico, tras la cruenta campaña terrestre consecuencia de la manifiesta superioridad del enemigo, en Enero de 1881 cae la capital, y con ella, Chorrillos, que tiempo antes había sido bombardeado desde el mar. A pesar de la heroicam resistencia del pueblo chorrillano, donde también se inmolaron asociados y trabajadores del Club, la ciudad fue sañudamente incendiada y saqueada por la soldadesca chilena, que no respetó ni a mujeres ni a niños. Inclusive, después de la batalla, fusilaron a 11 bomberos italianos, garibaldinos, sin importarles su nacionalidad.
Los invasores se apoderaron de todas las cosas de valor, así como de mobiliario, estatuas, alfombras, etc., incluyendo el mármol de Carrara de las escaleras de las villas y mansiones. Los edificios, bodegas y la iglesia matriz fueron también saqueados e incendiados corriendo la misma suerte el Hotel Terry, donde funcionó en sus albores nuestra Institución. Los botes de carrera del Club que tantas satisfacciones nos habían dado, junto con las cosas saqueadas fueron embarcados en el transporte chileno “Tolten”. Aquí, cabe destacar la célebre frase de Juan de Arona, refiriéndose al ensañamiento del invasor, por acabarcon la “Perla del Pacífico”, como se le conocía a Chorrillos más allá de las fronteras: “dándoles más que hacer la batalla a los edificios, que la batalla a los hombres que habían antecedido…”.
Desgraciadamente, del otrora esplendoroso balneario chorrillano no quedó casi nada, prácticamente quedó todo destruido. Tuvieron que pasar muchos años después de la guerra para resanar sus profundas heridas, e iniciar la reconstrucción, la misma que se efectuó lentamente por los graves problemas económicos que tenía que afrontar el país por los gastos derivados de la guerra, y la paralización del aparato productivo nacional.
Una de las instituciones que inició su reconstrucción fue el Club Regatas “Lima”, tras la adquisición con mucho sacrificio de importantes terrenos cercanos al mar, donde se edificó la nueva sede, cuya inauguración fue el 19 de Abril de 1896, aunque, ya algunos de los antiguos residentes comenzaron a reparar sus predios destruidos, y la presencia de las escuelas y villas militares en Chorrillos vitalizaban el distrito. Progresivamente, volvió la calma y el desarrollo, convirtiéndose nuevamente en un importante balneario, pero, ya nunca como antes. Desgraciadamente, algunos lustros después, el destino castigó otra vez a Chorrillos por la considerable destrucción que le ocasionó el terremoto del 24 de Mayo de 1940, del cual, también, a pesar de la adversidad, supo levantarse una vez más, gracias a la valentía y pujanza de su población, que demostró –tal como lo hiciera en Enero de 1881–, ser digno heredero del mártir chorrillano José Olaya Balandra.